Sí... de estas veces que no veo en tu cara una de esas sonrisas que adoro y un escalofrío me recorre todo el cuerpo... De esas...
Mira... no voy a pedirte que sonrías a todas horas por aquello de que te duelan los mofletes, pero sí te pido que al menos unas cuantas veces al día sonrías, porque a mí me da igual lo que digan los demás; pero esa sonrisa es preciosa, y yo quiero saber que está ahí.
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