sábado, 25 de junio de 2016

Pues eso...

Quizás no encuentre las palabras exactas para explicarte todo esto, no suelo encontrarlas, la verdad. 
"¿Te acuerdas de aquella vez que yo estaba hecha un asco, que sólo quería irme a la cama y no despertar hasta que no hubiera pasado todo? Pues allí estabas tú, agarrándome de la mano, abrazándome, secándome todas las lágrimas que ya no cabían por mis mejillas... ¿Y te acuerdas de aquella vez que tropecé, me caí, y apenas tenía fuerzas para levantarme? Pues allí estabas tú, tirando de mí y dejando que me apoyara en ti para que pudiera volver a caminar. ¿Y aquella vez que yo era un puñado de nervios a la puerta de esa clase en la que se decidía gran parte de mi futuro, y no podía dejar de temblar, y de pensar que no era lo suficientemente buena como para estar allí delante? Curiosamente, estabas tú, recordándome que si había llegado hasta donde estaba, era por algo y que toda la confianza que yo no tenía en mí misma, ya la ponías tú... ¿Y te acuerdas de todas las noches que he pasado agobiada, porque la situación me comía, porque no era lo tan fuerte como para poder con todo lo que me estaba pasando, que detrás de un golpe iba otro y otro, y otro...? Recuerdo que todas esas noches me abrazaste, mucho más que de costumbre... pues eso".

No hay comentarios:

Publicar un comentario